En este blog intentare hablar de un poco de todo, como manualidades, trucos en todos los aspectos, ya que hay muchos, de cocina, de tecnología, etc...

4/5/13

Las más alucinantes historias de fantasmas y del más allá


Desde que el mundo es mundo el hombre ha ido experimentando con todo lo que tenía a su alrededor y así ha evolucionado, aunque nadie sabe si las consecuencias de este progreso serán para bien o para mal.

Desde hace un par de siglos el ser humano ha descubierto el potencial de la muerte y le ha ido buscando aplicaciones para fines diversos. Si a mediados del siglo XIX se comenzaron a fotografiar por medio de antiquísimas técnicas los fantasmas de los muertos, fue a principios del XX cuando los ejércitos de casi todos los países comenzaron a investigar sobre una de las peculiaridades conocidas del poder de la mente, que consiste en la capacidad de ejercer atracción sobre los seres desaparecidos, de forma que se les puede invocar y esperar a que se presenten tal y como eran en la vida terrenal que les toco vivir.
Pues bien, durante las campañas napoleónicas hubo un general alemán, llamado Weser Mann, que realizo varios experimentos telepáticos contraviniendo todas las ordenanzas militares. Lo llevo en el más absoluto de los secretos porque cualquier tipo de experimento de estas características podría llevarle al descredito y a la expulsión del ejercito. Al principio nuestro personaje intento invocar la presencia de varias personas desaparecidas, familiares suyos, y también algunos de sus generales de campo, pero sus reiterados intentos fracasaron. Weser Mann, que era una persona tenaz, siguió intentándolo y probo con personas a las que ni siquiera conocía pero que poseían una característica que les era común: haber sido militares en anteriores campañas.

Esta vez el experimento si dio resultado. Weser Mann envió de forma telepática a un teniente de caballería la imagen de un soldado francés muerto en el campo de batalla con gran valentía y a los cinco minutos escucho un grito de terror y una descarga seca. El teniente había disparado contra la sombra que creyó ser la de un enemigo que se había infiltrado entre las líneas prusianas. Sus compañeros de armas se rieron de él y éste, avergonzado, no supo qué explicación dar a su aterrorizada reacción. Weser Mann ordeno que el teniente se presentara ante él. Una vez en su presencia le tranquilizo y le explico, bajo el más absoluto de los secretos, que la visión había sido real y que trataba de un experimento había dado resultado.
Ahora se trataba de realizar una labor de espionaje para amedrentar el enemigo con la nueva arma que tenía a su alcance ya para ello se sirvió del único aliado en quien podía confiar: el teniente Hoff. Las trapas prusianas se hallaban en franca desventaja en cuando a efectivos y materiales bélico respeto de las napoleónicas. Si se producía el encuentro en el campo de batalla, a pesar de tener un ejército de caballería muy superior, las tropas prusianas serian arrastradas por el enemigo. Así pues la única solución era emplear los poderes telepáticos en contra de los franceses.

Para ello envió Hoffman a infiltrarse entre las tropas francesas. Su perfecto conocimiento del francés le convertía en la persona idónea y por ello había experimentado con él. Su misión era harto complicada: intentar robar la foto del general al mando de las tropas napoleónicas. Cuando escucho la orden proferida por Weser Mann, Hoffman no pudo evitar una mueca de incredulidad. Exponer la vida para robar una foto era tan absurdo como el experimento que había realizado con él. Pero no discutió la orden lo mas mínimo y enseguida se puso en marcha. Durante una semana no se tuvieron noticias del teniente, pero su fama de cobarde paso a ser de héroe entre sus compañeros. Ante la tardanza de Hoffman se comenzó a sospechar que había parecido en el intento. Todos eran pesimistas, salvo su general. El destino de su regimiento estaba en sus manos de un hombre que no debía dudar de su misión y el único obstáculo era que esta no le pareciera absurda. Y por fin Hoffman regreso sano y salvo, y  con la misión cumplida. Entre su coraza guardada el retrato de una dama de palidísimo rostro. La fotografía había sido arrebatada al mariscal de campo napoleónico, Raunier, de su misma tienda.

En la parte posterior de la fotografía había una dilatoria cariñosa hacia Raunier, por lo que Hoffman dedujo que dobla la edad de la dama, esta no podía ser otra que la madre del mariscal napoleónico. Tras ser felicitado por Weser Mann, comenzó el experimento.

Se concentro para enviar a su enemigo la imagen de la mujer del palidísimo rostro. No era tarea fácil. La telepatía a cinco metros era menos dificultosa que a varios kilómetros, pero metros el experimento fracaso porque esa misma noche las tropas napoleónicas atacaron sin piedad a las prusianas y las destrozaron sin compasión. Los soldados franceses solo hicieron veinte prisioneros, entre los que se encontraban Weser Mann y Hoffman. Llevados ante la presencia de Raunier, este les explico que serian atendidos conforme a su rango. Pero Weser Mann, picado por la curiosidad, le pregunto por las razones que le habían impulsado a atacar de noche cuando tenía informes de un espía, Hoffman, de que lo iba a hacer por la mañana. Al escuchar la pregunta, Raunier ordeno a todos sus ayudantes que los dejaran solos. “No se lo va a creer, pero ayer por la noche sucedió algo inexplicable. Cuando estaba en mi tienda intentando planificar el plan de ataque tuve una visión que cambio todos mis planes”. Ante la respuesta, Weser Mann sonrió. No cabía ninguna duda de su experimento había dado un resultado casi satisfactorio. “No entiendo porque no hizo caso a su madre y se retiro del campo de batalla tal y como ella le exigió.” Ante tal respuesta, Raunier se quedo perplejo. Efectivamente, la imagen que había aparecido era su madre. Cogiéndole del cuello, Raunier le exigió que se explicara. Weser Mann le dijo que le había enviado telepáticamente la imagen de su madre para que le dijera que se retirara de la batalla y así ganarla él. Sin embargo no podía explicarse porque no le había hecho caso, y la única respuesta esta coherente que encontraba era que se hallaba ante un gran militar que fue capaz de desobedecer los deseos de su propia madre para cumplir con sus obligaciones para con la patria. Raunier estaba alucinado, y una vez superados los efectos de tal declaración, desengaño a Weser Mann. “En efecto, la dama del palidísimo rostro la que envió con un mensaje es mi madre. Lo que sucede es que, lejos de darme el mensaje envenenado, me dio otro en el cual me anunciaba que estaba al borde de la suerte y que resistiera todo lo posible para verme por última vez. Ante tal urgencia, decidí atacar antes. Tengo que agradecer a su experimento el haber podido ver a mi madre por última vez con vida pues seguramente no llegare a tiempo a su lecho de muerte. Su amor de madre fue más fuerte que la sutileza propuesta por usted para vencerme y deshonrarme. Ahora, tras escuchar su confusión, no tengo más remedio que ajusticiarle para evitar que sus experimentos puedan ser utilizados contra las tropas napoleónicas.”


De esta forma, Weser Mann y Hoffman junto con otros dieciocho prisioneros, fueron fusilados. Raunier logro llegar a tiempo para sentir el último aliento de la dama del palidísimo rosto.

Las fotos están sacadas de internet

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