En este blog intentare hablar de un poco de todo, como manualidades, trucos en todos los aspectos, ya que hay muchos, de cocina, de tecnología, etc...

7/8/16

El ocaso, leyenda de amor

Se dice que en las proximidades de los Urales, había un pueblo, y en él una pequeña casa en la que vivía un matrimonio con su hijo llamado Grischa, pese a que el muchacho había acompañado a sus padres en diversos viajes, aseguraba que ningún lugar se pida comparar en cuanto a la belleza con su poblado y sus alrededores, colmados de maravillas naturales, ni las grandes estructuras, ni la magnificencia del rio Moskva a su paso por Moscú o los suntuosos palacios de Zar hacían sombre a la tierra que habitaba Grischa, nada hasta que conoció y se enamoro perdidamente de Natalyja.

Las dos enemorados pasaban largas tardes planeando sobre su futuro en común y sobre la posibilidad de tener hijos algún día; a veces tomaban Michkas y bebían Kumy o simplemente se tomaban de la mano y se miraban mutuamente durante horas, incluso en los peores momentos, Grischa sentía que mientras estuviese junto a Natalyja nada podría hacerle daño, peo comenzaba a albergar el temor de que su suerte cambiase de un momento a otro, como finalmente a otro, como finalmente sucedió.

Una tarde, Grischa llevaba como regalo a Natalyja una caja de Michkas mientras pensaba en las más sublimes palabras para dedicarle a su amada, al verla, le dedico una amplia sonrisa y un beso, pero cuando sus labios se ajuntaron Grischa advirtió que algo no marchaba bien, pues aquel beso era tan frio e indiferente como el de un desconocido, acto seguido Natalyja le confesó que su relación había llegado a su fin, ya que ella debía marcharse lejos.

El desolado Grischa tuvo que enfrentarse  a la situación, pero su amor por ella no dejo pensar en otra cosa y comenzó a buscarla por todas partes, en el campo, el pueblos vecinos, en las calles y callejones, hasta que un día vio fugazmente y se acerco, pero en su desesperación por recuperarla sus palabras hacia ella fueron torpes e impertinentes, de reproche por su actitud, a lo que Natalyja respondió con desdén, al ver el error que había cometido por no pensar sus palabras, decidió que ya no la buscaría mas y que la había perdido para siempre.

Pero una tarde, Grischa vio a Natalyja en la distancia, pero en lugar de acercarse se quedo mirándola desde lejos, viendo que los años la habían  vuelto incluso más hermosa que antes, las llamas de su pasión por ella aun ardían con intensidad, pero había decidido dejar que Natalyja fuese libre, así que se marcho.

Poco después, Grischa se encontraba a orillas del mar negro y lentamente comenzó a adentrarse en sus aguas hasta que desapareció bajo ellas, se dice que la pasión de su corazón dio a los atardeceres el color rojo del fuego, el de la llama que ni las frías aguas pudieron apagar.

Ntalyja nunca supo que el color carmesí de los atardeceres nació del recuerdo de su joven amor.



 Fotos Sacadas de Internet.

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