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27/6/17

Autismo

¿Qué es autismo?

El autismo es un factor del desarrollo que altera profundamente la capacidad del niño para comunicarse y que limita su desarrollo cognitivo y emocional. En la mayoría de los casos hace su aparición en edades muy tempranas, aunque en un pequeño porcentaje de los casos, sobre todo cuando no hay otros trastornos asociados, puede pasar desapercibido hasta que el niño alcanza la edad escolar.

Los signos que desvelan el autismo antes del primer año de vida:

A partir de los seis meses de vida ya es posible identificar los primeros signos que indican la presencia de un trastorno del espectro autista. A esta edad el niño se suele mostrar menos exigente y activo que sus coetáneos y por lo general no mantiene contacto ocular. Asimismo, suele rechazas el contacto con los adultos por lo que es un bebe muy difícil de consolar y tranquilizar, sobre todo cuando está irritado.

A menudo el pequeño de menos de un año no tiene respuesta anticipada; es decir, no se anticipa a los acontecimientos de su entorno, es como si no le importara nada. Además, no suele desarrollar la ansiedad de separación, una respuesta instintiva de miedo que la mayoría de los niños experimenta cuando perciben que sus padres les dejarán solos.

También es frecuente que presente cierto retraso en su capacidad comunicativa. Al cumplir el primer año de vida la mayoría de los niños con autismo no imitan los sonidos, expresiones o gesto y aunque lloren con frecuencia, su llanto es difícil de interpretar. A esta edad muchos bebés comienzan a presentar movimientos repetitivos con las manos.

El niño con autismo entre los 1 y 3 años de vida:

Después del primer año de signos del autismo suelen ser más evidentes, por lo que muchos padres se dan cuenta de que algo no va bien. El niño se comunica muy poco con el resto de las personas y prácticamente no da señales de afecto. Así mismo, suelen mostrar poco interés por relacionarse con otros niños y aunque a veces pueden expresar cierta simpatía hacia sus padres, prefieren pasar solo la mayor parte del tiempo.

A diferencia de sus coetáneos, el niño con autismo tiene muy poca curiosidad por conocer su entorno y a menudo utiliza los juguetes de manera inadecuada porque no comprende el simbolismo del juego. 
De hecho, mientras que la mayoría  de los pequeños comienzan a adentrarse en los juegos imaginativos y de roles, el niño con autismo prefiere los juegos manipulados, sobre todo los que le permiten realizar movimientos repetitivos.

A esta edad su capacidad lingüística también se queda rezagada pues aunque puede repetir algunas frases, no tiene un lenguaje creativo y casi siempre utiliza combinaciones de palabras sin ningún significado. Además, no hace gestos o expresiones que le ayuden a comunicarse y no comprende el significado de los castigos.

El niño con autismo entre los 3 y 6 años:

Entre los 3 y 6 años los signos del autismo infantil son tan evidentes que normalmente ya se puede hacer un diagnostico en toda regla. En la edad preescolar el niño con autismo se muestra incapaz de utilizar la mirada, la postura y la expresión para comunicarse. No es reciproco con los gestos de afecto que le profesan los demás y, solo en raras ocasiones, interactúa con quienes le rodean pues casi siempre está encerrado en su propio mundo. Por lo general, suele ser muy poco competitivo y no se relaciona con sus coetáneos.

A los 6 años el niño con autismo no logra comprender los gestos de los demás y los conceptos abstractos por lo que casi nunca preguntas. De hecho, otro problema que se agudiza en esta etapa es el retraso en el lenguaje pues aunque puede decir algunas frases, casi siempre utiliza de manera incorrecta los pronombres y no comprende el significado de las palabras por lo que no puede mantener una conversación como cualquier otro niño de su edad.

Además, es este periodo también se suelen exacerbar algunos signos motrices:

Camina con tristeza con cierta torpeza y mueve las manos de forma repetitiva, imitando un aleteo. También aparece un apego inusual a determinadas rutinas que no tienen significado o una función importante y a menudo, se suele preocupar de forma persistente objetos que no tienen ningún valor afectivo. De hecho, cualquier cambio en su rutina diaria es muy mal tolerado, por lo que a esta edad la frustración es pan cotidiano.

Grados de autismo infantil:

Grado 1, trastorno autista:

Este es el grado más profundo de los trastornos del espectro autista y el más conocido por la mayoría de las personas. Fue descrito desde el año 1941 por Leo Kanner, quien le dio el nombre de autismo infantil precoz, convirtiéndose en el primer trastorno en englobar a todos los niños con características del espectro autista, sin realizar distinción de síntomas o gravedad. Hoy se conoce simplemente como trastorno autista e incluye a los niños con las manifestaciones más profundas.

Para diagnosticar a un niño con un trastorno autista de grado 1 es necesario que no haya desarrollado su lenguaje y tienda a evitar la mirada u aislarse del mundo. También debe presentar movimientos estereotipados que resultan raros y no tienen un adjetivo definido. Además, debe manifestarse una gran incapacidad para expresar las emociones y mantener una esfera de interés y actividades muy reducidas.

Grado 2. Autismo regresivo:

También conocido como trastorno desintegrativo infantil, el autismo regresivo es una alteración del espectro autista que trata un poco más en aparecer. Esto se debe a que al menos los primeros dos años del niño trascurren de manera normal pero en cierto punto del desarrollo comienza a perder de manera paulatina las habilidades adquiridas. Este trastorno se debe manifestar antes de los 10 años de edad.

A partir de esta regresión, el niño comienza a manifestar los mismos síntomas que se aprecian en el trastorno autista pero con una intensidad menor. De esta manera, es frecuente que el niño pierda el lenguaje adquirido y su capacidad para comunicarse de forma adecuada con los demás niños y adultos de su entorno. Además, suelen aparecer también conductas repetitivas que incluyen estereotipias motoras y manierismos, a la vez que se comienzan a aislar del mundo que los rodea.

Grado 3, autismo de alto funcionamiento:

Se trata del tipo de autismo más ligero porque no suele manifestar síntomas agudos o profundos, al menos al inicio del trastorno. A diferencia de los otros dos tipos de autismo, en este caso el niño desarrolla un lenguaje aparentemente normal, sus procesos cognitivos también se mantienen dentro de la norma y si cuenta con ayuda, incluso puede matricularse en un colegio normal.

Por lo general, los niños diagnosticados con un autismo de alto funcionamiento se distinguen porque tienen una gran capacidad de memoria; sin embargo, también presentan una rigidez mental acentuada con ideas que rondan la obsesividad y una aguda torpeza motora. Estos síntomas denotan claramente la presencia de un trastorno del espectro autista. Asimismo, suelen manifestar una reducida esfera de intereses y actividades que se caracterizan por la presencia de rituales que resultan muy difíciles de eliminar.



 Fotos Sacadas de Internet.

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