Cada mañana que nos levantamos, lo primero que hacemos es
ducharnos y tomarnos el café con leche, sin mirar que siempre cogemos mal, la
boquilla siempre la ponemos hacia abajo y está mal es la boquilla hacia arriba.
Como pelamos el plátano, seguramente como yo lo hacía de la
parte de arriba, pues mal, se pela de la parte de abajo, es mucho más rápido y más
fácil.
Cuando nos duchamos lo hacemos mal y nos comportamos como
niños pequeños, nos embadurnamos de jabón y nonos hace falta, la piel se vuelve
más seca con la edad y los jabones, al ser astringentes, la seca aun mas, si
abusamos, se eliminamos la capa cornea, hay que utilizar la mínima cantidad de jabón
solo en las zonas más necesarias, están son los huecos naturales de la piel y
los pliegues, para el resto del cuerpo, la idea es que con el agua jabonada que
va cayendo es suficiente.
Lavarnos el pelo también o hacemos mal, no hay que a rascarse
como lo hacemos, sino con las yemas de os dedos y hacerlo suavemente como un
masaje, circularmente.
Al día tenemos unas horas especialmente productivas a lo
largo del día durante las que no las tenemos identificadas y no las
aprovechamos, no quiero decir que no tengamos que hacer descanso, pero si
aprovechar esas hora de producidas al día, es mejor hacerse un esquema de las
horas con mas producidas para aprovecharlas que son desde las 09:00 horas hasta
las 13:00 horas y sacar mejor las horas de mas producidas en el trabajo.
Nos lavamos los dientes de dos a tres veces al día desde que
tenemos 4 o 5 años, se nos inculca que una sonrisa blanca y un aliento fresco
son indispensables para intentar conseguir un beso, por higiene y sin embargo,
aun con todo eso en juego, seguimos haciéndolo mal.
Hay que cepillarse con un movimiento vertical, desde la encía
hasta abajo, el objetivo no es tanto limpiar la superficie del diente como la
zona que une la encía el diente.
Ya os iré contando las cosas que hasta la fecha hasta yo
misma lo hacemos mal.
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