Robert, conocido como Robert The Doll, que significa Robert
el muñeco, perteneció a un pintor de Florida llamado Robert Eugene Otto, el
muñeco es visitado por muchas personas, aunque nadie osa acervársele, en un
museo donde el padre de la última niña que jugó con él lo dejo, en la galería
Martello de Key West.
La leyenda cuenta que en el año 1896, Robert Eugene Otto, un
pequeño niño que vivía junto a sus padres en una casa de la localidad de Key
West, Florida, Estados Unidos, recibió un regalo que le hizo una criada de la servidumbre.
El muñeco fue un regalo, cuando el padre de Robert Eugene,
doctor Otto, mucho tiempo antes trajo varios esclavos de las Bahamas, una de
las esclavas creó un muñeco de alambre, vestido con un traje blanco de marinero
y paja y se lo regalo al pequeño Robert Eugene, que aun no llegaba a los 7 años,
a quien sus padres llamaban simplemente Gene, entre los esclavos de toda la
zona se comentaba que esa sirvienta del DR. Otto practicaba las artes oscuras,
especialmente magia vudú, y que el muñeco no era tan inocente como aparentaba.
El niño de inmediato sintió encanto por el muñeco, llegando
incluso a llamarlo como él y pidió que en adelante le llamaran por su segundo
nombre, Eugene, ya que el muñeco seria Robert, nótese que desde este momento,
el muñeco esta ya dominando la voluntad del niño.
En adelante, el niño comenzó a nombrar al muñeco como un
amigo mas, como un amigo con vida propia, la culpaba de varias
travesuras pero sus padres nunca le creían, aunque no se explicaban varios
casos en los cuales el niño estaba lejos del lugar en que ocurrían las cosas,
como muchos niños, Eugene tenía amigos imaginarios, eso pensaron los padres
cuando él les dijo que el muñeco le
hablaba, incluso se escuchaban dos tonos de voz, pero los padres se decían que
era el niño jugando a ser dos personas para sentir que tenia compañía, pues no
tenia ningún amigo de su edad.
Esto cambio cuando los vecinos les dijeron a los padres de
Eugene que veían al muñeco asomarse por las ventanas, una y otra vez, no habría
sido tan alarmante, de no ser porque
muchas veces esto ocurría cuando nadie, siquiera el pequeño Eugene, que daba en
la casa, mas de una vez un vecino escuchaba risas y juraba haber visto al
pequeño muñeco pasar corriendo por un lado de la casa hacia dentro.
El pequeño Eugene empezó a tener pesadillas y despertaba
gritando, cuando sus padres llegaban, lo encontraban sudado y en más de una ocasión
con claras señales de recibir golpes y arañazos en sus brazos y cuerpo, el
muñeco maldito, Robert, siempre aparecía al pie de la cama del chico cuando tenía
esas pesadillas, de inmediato el niño llorando les explicaba que el muñeco se
abalanzaba sobre el para matarlo, pero aun así dudaban, aun sin estar seguros,
pero presionados por ver a su hijo tan perturbado, decidieron dejar al muñeco
en al ático.
Al morir sus padres y ya adulto, Eugene sube al ático y
encuentra al muñeco, decidió bajarlo a la casa, su mujer ya conocía la historia
y le dijo que no le permitiera al muñeco dominarlo nuevamente, el negaba que
tal cosa estuviese ocurriendo, alegando justo lo contrario, que ya no le temía,
Gene puso a Robert en su habitación, junto a la ventana, y no paso un día
cuando varios vecinos le dijeron que el muñeco los miraba y en ocasiones parecía
girar la cabeza, su mujer le dijo lo mismo pero que además, cambiaba la expresión
de su rostro.
Un día, Eugene sorprendió a Robert meciéndose como cualquier
persona en una mecedora, no movía ninguna extremidad, pero la mecedora no
dejaba de moverse cual si el peso de su ocupante ocasionara el balanceo, creyó
que podía estar loco, pero los recuerdos de su niñez lo llevaron a tomar una decisión.
Los amigos de la familia se alegraron de que encerraran al
muñeco, pero pronto dejaron de visitarlos, pues escuchaban unos pasos en el ático,
donde no había nadie más que el muñeco, también se escuchaban risitas, la
pareja sabia que esto ocurría porque el muñeco no solo corría y se reía, sino
que, por más que diariamente lo subieron al ático, el volvía a la habitación y
a la habitación y a la mañana de cada día lo conseguían en su mecedora, ellos
por miedo a lanzarlo o dañarlo, lo volvían a subir al ático, Gene y su esposa
se acostumbraron a convivir de ese modo con el muñeco maldito y hasta mucho
tiempo, nadie supo de Robert.
Gene Otto murió en 1972 y su esposa vendió rápidamente la
casa, Robert quedo olvidado de nuevo en el ático hasta que una familia se
instalo en la casa y Robert fue descubierto por la niña de esa familia, la
pequeña, una niña de 10 años, se emociono mucho cuando lo encontró e
inmediatamente lo bajo a su habitación junto con sus demás muñecos, sin
embargo, al parecer, la niña no parecía simpatizarle a Robert, que parecía extrañar
a su antiguo dueño, la niña comenzó a gritar de terror por las noches, alegando
a sus padres que el muñeco , que había sido puesto sobre su cama junto a unas
muñecas, trataba de matarla.
Lo terrorífico, dentro del terror que ya infunde este
muñeco, es que, a diferencia del comportamiento con la pareja, ahora el muñeco diabólico
parecía escaparse de la casa en ocasiones y una vez, la niña aviso a sus padres
que el muñeco estaba manchado de algo parecido a la sangre, los padres
comprobaron que no fuera sangre, pero era realmente sangre.
Las pequeñas huellas en el piso, nada de esto alteran a los
guardias, quienes aprendieron, al igual que la pareja, que el secreto con
Robert es no meterse con él, a menos que se encariñe con algún niño.
Los padres avisaron a los vecinos y estos les contaron la
historia, avisándoles que tuviesen cuidado de dañarlo, pues no era un muñeco
cualquiera y podría pasarles algo, de ese modo, Robert el muñeco maldito
termino en el museo, lugar donde se encuentra en la actualidad, todavía abraza
su león de peluche y viste su traje de marinero, pero sigue dando que hablar,
algunos trabajadores del museo afirman que en el mes de octubre el museo se
vuelve más activo, y por las noches se pueden oír golpeteos contra el vidrio de
la recamara transparente donde se encuentra, y no solo eso, pues a veces el
muñeco aparece levemente recargado sobre la vitrina de exhibición, como si se
hubiera movido por sí mismo, los guardianes del museo ya están acostumbrados a
que los visitantes asustádnoslos llamen porque escuchan golpes en el vidrio y
al mirar, Robert ya no está sentado, sino apoyado en el vidrio.
Lo más curioso, en todo caso, es que se comenta que al
fotografiarlo o grabarlo en video, las cámaras dejan de funcionar o bien las
fotos aparecen borrosas o defectuosas, los encargados del museo y la misma
leyenda que rodea al muñeco Robert afirma que los visitantes deben pedirle
permiso si quieren sacarle una foto, pues de lo contrario una maldición podría recaer
sobre estos, se comenta, de hecho, que la gran cantidad de cartas y fotografías
que pueden verse pagadas en las paredes del cuarto donde se encuentra Robert
son solicitudes de gente que lo fotografió sin permiso y que le ruegan que les
levante la maldición que parece haber caído sobre ellos.
La historia creada en 1988 por el cineasta Don Mancini, en
donde un asesino convicto lograr transferir
su alma a un muñeco, el cual termina siendo un regalo para un niño
llamado Andy, fue inspirada en sucesos reales, solo que aquel muñeco atormento
a un menor a principios del siglo XX en Florida, Estados Unidos.
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