Hace mucho tiempo en un pueblo pequeño llamado Jaral del
progreso, Guanajuato, el presidente municipal decidió mandar a colocar bancas
en un parquecito que se encontraba en la terminal del tren, con la finalidad de
dar comodidad a los usuarios de la dicha terminal, ya que en ese momento se
viajaba mucho en tren, como referencia la terminal se encontraba ubicada cerca
de un panteón.
Los asiento y mobiliario fueron sujetos de vandalismo
durante la noche, aparecían muy maltratadas, rayadas, rotas, etc.., por lo cual
se decidió mandar un vigilante para cuidarlas, y curiosamente los vigilantes se
empezaron a enfermar al igual que se negaban a seguir con su trabajo.
Al presidente le pareció muy rara toda esta situación, mando
a investigar lo que estaba sucediendo, le comentaron una historia descabellada
sobre un fantasma que aparecía y espantaba a los vigilantes, esto le pareció ridículo
y decidió mandar a un policía de su confianza. El policía le decían El Chino
Herrera, se comenta que era muy bárbaro con el presidente por lo cual estaban seguros que no se iba a negar a
participar en esta misión aunque supiera la historia del fantasma.
Pues bien acudió al lugar sin temor y al otro día no se
presento a trabajar, indicando que estaba enfermo, el presidente acudió al
hospital para saber lo que había sucedido con el policía, este alcanzo hablarle
de lo sucedido antes de morir.
Le comento que todo estaba normal y alrededor de las 00:00
de la noche, empezó a correr un viento frió junto a una densa neblina,
posteriormente escucho ruidos, que le parecieron el llanto de una mujer, por lo
cual se acerco donde provenía el llanto.
A lo lejos entre la bruma noto una silueta blanca que parecía
de una mujer, por lo cual se acerco para comentarle que era muy tarde que
anduviera rondando por ahí, al acercarse vio que la mujer salía del panteón y
que no movía las piernas, mas sin embargo se movía, en ese momento quedo sorprendido
y espantado al ver que la mujer vestida de blanco iba suspendida a
aproximadamente a unos 30 centímetros, del suelo, el rostro no se le veía solo
unos ojos de color rojo encendido. La mujer se abalanzo sobre de él sin darle
tiempo a correr, desmayándose del impacto.
Esa noche el policía murió y en su lecho de muerte juro y
perjuro que todo era verdad. Ya nadie fue a cuidar la estación después de lo
sucedido y cuentan que a lo lejos en las noches escuchan el llanto de una
mujer, muchos siguen diciendo que escuchan el llanto y ven a una mujer vestida
de blanco en las noches
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